Comunicación entre el corrector y el autor
Si en la anterior entrada hablaba de los beneficios para ambas partes de un buen trabajo en una corrección de textos, ahora es indispensable hablar de la gran importancia de una comunicación fluida entre el corrector y el autor.
Es común que en un texto escrito, sobre todo si este es extenso y con cierta complejidad, haya ciertas ambigüedades que haya que resolver para facilitar al lector la comprensión del texto. En estos casos es necesario que el profesional al que se le haya encargado la corrección comprenda perfectamente qué ha querido expresar el autor de dicho texto, y esto solo es posible cuando existe una comunicación fluida entre el corrector de textos y el autor.
Esto no solo sucede en caso de ambigüedades; también existe la posibilidad de que en una saga compuesta de varios libros, por ejemplo, el escritor quiera dotar de cierta incertidumbre su historia y para ello opte por añadir a propósito una aparente incoherencia o una ambigüedad que será resuelta en un futuro. Si la incertidumbre que el autor quiere generar queda resuelta en ese mismo texto, no existe ningún problema; pero es probable que la resolución quede aplazada a un futuro libro y el profesional encargado de corregir la obra entienda estos elementos, aparentemente ambiguos o incoherentes, como erratas del autor en el momento de escribir la historia.
La única solución que tiene el corrector de textos para afrontar este tipo de situaciones es ponerse en contacto con el autor y resolver las dudas que puedan surgir en este y otros muchos casos para que la corrección y, por tanto, también el texto gocen de la calidad que el lector merece. No hay que olvidar que el corrector de textos es un enlace entre el texto y el lector a quien va destinado para que pueda comprenderlo y disfrutarlo sin ningún problema.
