La mejor publicidad
Si te has lanzado a escribir y eres un autor desconocido, hay mucho trabajo por hacer para conseguir la mejor publicidad y lograr que aquellos a quienes quieres llegar conozcan tus obras. Es importante que la portada —lo primero que se ve de un libro— sea llamativa, que el título cautive, que cuando el posible comprador del libro le dé la vuelta para ver la contraportada, se sienta atraído por aquello que lea en la sinopsis… Todos estos, y muchos otros, elementos son importantes para llamar la atención del lector, pero no es esto sobre lo que voy a hablar, pues no soy, ni mucho menos, un experto en marketing. Yo voy a hablar sobre aquello que realmente me compete y, sin duda, es también imprescindible.
Cuando has realizado el trabajo adecuado para que el lector sepa que existes y has captado su interés, lo importante es conservarlo y, ¿por qué no?, también lograr que este recomiende, no solo la obra, sino también a ti como autor. Si te quieres dedicar a escribir, tienes que ser muy consciente de que el público al que llegarás con más facilidad son aquellos que se encuentran más cercanos a ti. Es relativamente fácil vender libros en un entorno muy cercano a tu círculo, pero hay que llegar a un público mayor, y este, ten por seguro, va a ser mucho más exigente. Para llegar a este público vas a tener que esforzarte en construir una historia de calidad, pero no basta con eso. ¿Leerías tú a un autor que, por muy buenas historias que escriba, presente textos de baja calidad? Seguramente la respuesta sea no. Si es así debes formularte una pregunta muy importante: si tú no leerías a un autor así, ¿por qué lo iban a hacer otros lectores? Por eso debes entender que la mejor publicidad que puede haber para un autor es realizar un buen trabajo.
Efectivamente, un libro llama la atención por una buena portada, un buen título, un buen anuncio…, pero lo que finalmente busca el lector va a ser una buena historia y un texto de calidad. Siempre que un autor en concreto ha sido capaz de darse a conocer y ha demostrado a sus lectores que sus textos son de gran calidad, su próxima obra ha sido esperada sin que elementos como una buena portada o un título llamativo sean sus elementos principales. Al final, lo que buscará el lector va a ser el nombre del autor en el que él confía. Los correctores de textos existimos con el único fin de asegurar que la calidad de los textos sea la adecuada. Sin modificar el estilo del autor, pulimos el texto que nos llega y lo dejamos preparado para que al lector no le chirríen esas pequeñas erratas que al autor se le pueden pasar durante la revisión. Cuando eres escritor, el autor es tu cliente, y paga para obtener un producto de la máxima calidad. La mejor publicidad es asegurar que la calidad de tus textos sea la deseada.