Ortografía
¿Qué es la ortografía?
La ortografía, junto a la gramática, es uno de los grandes pilares sobre los que se sostiene la lengua española. Si escribes regularmente y tus textos están expuestos públicamente, has de saber que no van a ser tenidos en cuenta por un público crítico si gozan de una buena ortografía. Entendiendo por esta como un conjunto de normas que dictan cómo deben escribirse correctamente las palabras y el uso correcto de los signos de puntuación.
¿Para qué sirve la ortografía?
Aunque en muchas ocasiones se ignoran las normas de la ortografía priorizando la comodidad del redactor del texto, lo cierto es que debería escribirse siempre de forma correcta, aunque el texto redactado sea informal. No podemos ignorar que las normas ortográficas sirven para hacer comprensible aquello que queremos comunicar. El español es una lengua diseñada para que, en el momento de leerla, se sepa exactamente cómo se va a escribir y, por el contrario, si la lees, sabes cómo se pronuncia. Y esto funciona así gracias a la precisión con las que se determinan las normas de la ortografía.
También quiero recalcar que, aunque lar normas ortográficas son muy precisas en cuanto al buen uso de la lengua española, estas siempre se pueden mejorar y, por eso, se actualizan constantemente para lograr que el español sea una lengua todavía más sencilla en su relación entre la escritura y la pronunciación.
Problemas de la digitalización
Esto no es nada nuevo. Desde que el uso de los teléfonos móviles y la mensajería mediante distintos programas informáticos comenzó a ser de uso común, la ortografía comenzó a resentirse. Comenzó a ser corriente ver como la letra «q» se escribía sin que fuera seguida de la «u» para escribir los fonemas «ke» y «ki». También la letra «k» comenzó a sustituir a la «c» y a «qu». No podemos obviar que, para poder incluir más palabras en mensajes de texto limitados en cuanto a caracteres, muchas personas empezaron a limitar el uso de las vocales.
Todos los recursos citados y algunos más fueron el resultado de ideas ingeniosas para hacer más cómoda la comunicación. Pero la prioridad de esta comodidad recaía sobre el emisor, cuando el receptor también es una parte importante de la comunicación. Ignorando la mayoría de las normas que se han ido implementando con el tiempo, se ha dado lugar a muchas ambigüedades que, en lugar de facilitar la comunicación, la han dificultado hasta el punto en el que el receptor del mensaje ha tenido que leer varias veces el texto para entenderlo; incluso en ocasiones ha sido necesario preguntar por el significado de una palabra que, por haber sido acortada, ha resultado difícil de comprender. Esta costumbre ya no está tan extendida, ya que la gran mayoría de los dispositivos que se utilizan para comunicarse por escrito están provistos de un corrector automático.